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Cracovia (Polonia), 5 abr (EFE).- Los comicios municipales a celebrar este domingo en Polonia pondrán a prueba tanto el apoyo entre sus electores del Gobierno de Donald Tusk, como la fortaleza y lealtades de la coalición que lidera.
Cuando aún no han pasado ni cuatro meses desde su llegada al poder, la Plataforma Cívica (PO) de Tusk, liberal, y sus aliados democristianos y progresistas ya han empezado a acusar unas diferencias ideológicas que los llevarán a concurrir por separado en estos comicios, en lugar de plantear un grupo común frente a los ultraconservadores de la oposición.
Apenas ha habido campaña electoral en estas elecciones pues como los principales candidatos reconocen, el contexto de la guerra y los temas de política nacional dominan por completo el debate público en el país.
Por ejemplo, el proyecto de liberalizar el aborto, que fue una de las principales promesas electorales de la coalición que gobierna, ha quedado pospuesto hasta después de estas elecciones a petición de uno de los socios de la coalición por temor a que pudiese afectar a sus perspectivas de voto.
En las urnas locales se pondrá a prueba también el desgaste sufrido por el partido del anterior Gobierno, el ultraconservador Ley y Justicia (PiS), que se encuentra en una encrucijada tras perder el poder que detentó durante casi 9 años con mayoría absoluta.
El PiS lleva décadas sin ganar las elecciones de ninguna ciudad de más de 100.000 habitantes, aunque suele obtener un número de votos en todo el país similar al de PO: alrededor de un tercio, que es exactamente lo que proyectan las encuestas más recientes.
El actual alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, volverá a presentarse a estas elecciones con la esperanza de renovar mandato y que ello le sirva como trampolín para presentarse a las presidenciales del año que viene.
En Cracovia (sur), la segunda ciudad más importante del país, el alcalde independiente Jan Majchrowski, que ha regido el municipio desde hace más de una década, anunció su retiro de la política, lo que abre una posibilidad para que el PiS, con gran apoyo en esa región, pueda hacerse por fin con un ayuntamiento importante.
Irónicamente, el PiS decidió retrasar las elecciones locales el año pasado, cuando aún tenía esperanzas de retener el poder en las nacionales, y pensaba aprovechar ese impulso para obtener mejores resultados en las ciudades, pero su derrota el año pasado en las urnas podría ahora perjudicarles. EFE
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