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Más antihistamínicos para los alérgicos ante la falta del “efecto limpieza” por la sequía

Pilar Mazo

Logroño, 20 may. El “efecto limpieza” que crea la lluvia no se está produciendo por la sequía, lo que provoca que el polen sea más agresivo y las personas alérgicas tengan que recurrir a los antihistamínicos con mayor frecuencia.

Así lo ha señalado a EFE la coordinadora académica del Área Biosanitaria de la Universidad Internacional de La Rioja, María Barado, quien ha alertado de las complicaciones que está teniendo la primavera para las personas alérgicas por la falta de lluvia.

La sequía altera la calidad del aire y hace que el polen sea más agresivo, dado que no se produce el “efecto limpieza” que crea la lluvia, por lo que los últimos días están siendo especialmente complicados para las personas alérgicas, que en España superan los 8 millones, según Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), ha precisado esta farmacéutica.

Los antihistamínicos se utilizan en el tratamiento de enfermedades alérgicas y es recomendable recurrir a ellos ante cualquier síntoma de alergia, pero siempre, bajo la prescripción facultativa, ha advertido Barado.

Actualmente, los hay de dos tipos, de primera y segunda generación, cuyas propiedades son distintas y es el facultativo, ha incidido, a quien corresponde determinar en qué tipos de alergia se pueden prescribir unos y otros, teniendo en cuenta también sus reacciones adversas.

Los efectos secundarios de este tipo de fármacos son diversos y, en el caso de las alergias, predomina, en general, la prescripción de antihistamínicos de segunda generación, cuyas reacciones adversas no son tan intensas que en los que se incluyen en fármacos antivirales o anticatarrales, ha precisado esta farmacéutica.

En general, los antihistamínicos de primera generación, al tener efectos más intensos, se suelen incluir en los fármacos anticatarrales porque su efecto es más inmediato, así como en algunas cremas, ya que los de segunda generación no se pueden formular vía tópica.

EVITAR ANTIHISTAMÍNICOS EN MENORES DE SEIS MESES

A la hora de administrar estos medicamentos en los niños, es preferible evitarlos en menores de seis meses, al igual que todo tipo de fármacos en este tramo de edad tan temprana, puesto que su organismo “no está maduro y se pueden producir unos efectos adversos graves o una posibilidad de sobredosis”.

En edad escolar, tampoco suelen ser muy recomendables antihistamínicos más potentes que pueden tener alto potencial sedante porque pueden desencadenar reacciones como la disminución del rendimiento escolar o la actividad deportiva, ha asegurado.

Por ello, Barado ha incidido en la importancia de adoptar medidas de higiene, como el lavado de manos, utilización de suero salino para limpieza de nariz y ojos, que eviten que el polen se acumule y se desencadene la reacción alérgica.

Los médicos de Atención Primaria y pediatras, ha indicado Barado, insisten en este tipo de recomendaciones, al igual que está ocurriendo con el uso de las mascarillas, sobre todo, las FFP2, que en pandemia demostraron que contribuyen a disminuir, en una alta proporción, el desarrollo de mucha sintomatología alérgica .

“Actualmente, que ya nos hemos familiarizado con la mascarilla, se ha demostrado que las mascarillas son muy útiles, ya que evitan la inhalación de menor polen del exterior y, en consecuencia, que se desencadenen las reacciones alérgicas”, por lo que no resulta extraño que personas alérgicas las utilizan, ha explicado. EFE.

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