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El martes 19 de marzo, un día después de que el alcalde Mayor de Bogotá, Carlos Fernando Galán, respondiera negativamente a la propuesta del presidente de la República, Gustavo Petro, de un metro mixto, con un tramo soterrado, el ministro de Transporte, William Camargo, amenazó con modificaciones al Conpes (Consejo Nacional de Política Económica y Social) con el que la Nación financia la megaobra en un 70 %, si se llegan a reportar retrasos.
“En el evento en que el proyecto, como lo hemos evidenciado, empiece a tener retrasos (habrá) una modificación de Conpes que no escapa al control nuestro en estos momentos, porque el mismo todavía no tiene diseños definitivos aprobados por la interventoría”, señaló el funcionario en el informativo de televisión Noticias Caracol.
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Camargo agregó que hay tramos del futuro tren metropolitano que no cuentan con todos los estudios y los solicitaron a la Alcaldía de la capital colombiana.
“Insistimos porque podemos rectificar el paso en un error, que, en términos de varios urbanistas y expertos, no es lo mejor para la ciudad en el borde oriental. Ya no podemos hacer nada en el suroccidental, pero es una posibilidad que todavía está abierta”, indicó el integrante del gabinete del Gobierno Petro.
Aunque el jefe de Estado desistió en su idea de que se ejecute la construcción de la infraestructura de transporte como la proyectó en su periodo en la alcaldía de Bogotá, el pasado domingo, en una alocución, tal vez la primera que hizo directamente a los ciudadanos y no en un diferido de alguna de sus correrías en el país, presentó una nueva propuesta de que el metro sea subterráneo desde la futura estación Antonio Nariño hasta la calle 72, por la carrera 13 y no por la avenida Caracas, como se desarrolla en la actualidad.
“Si se hace mixto el metro, el tiempo de viaje disminuiría en un 77% en toda la ciudad, respecto al proyecto de metro elevado hoy, obras que los ciudadanos podrán aprovechar para tener mejor calidad de vida”, afirmó basado en los resultados de un estudio que encargó a la Sociedad Colombiana de Ingenieros (SCI).
Sin embargo, al siguiente día, el alcalde Galán fue contundente y afirmó que el futuro metro se sigue construyendo como se contrató, o de lo contrario tendría consecuencias como pérdidas millonarias, así como nuevos retrasos para que el sistema entre en operación.
“A la idea presentada de cambiar el trazado de la Primera Línea del Metro, le faltan mínimo cuatro años de trabajo, de maduración. No vamos a cambiar certezas por el riesgo de la incertidumbre”, aseveró en una alocución.
Además, desestimó el análisis de la SCI en el sentido de que en el documento no se sugiere cambiar el proyecto, sino que se trató de un ejercicio académico con el que no se pueden tomar decisiones.
El mandatario distrital recordó que el proyecto tiene un avance del 31 % en estos momentos, que han sido el resultado del trabajo de las dos últimas administraciones. Mientras que la propuesta de Petro, finalmente no se hizo realidad debido a que careció de factibilidad ante la Nación.
“Todos conocemos la posición que ha tenido el presidente Gustavo Petro frente al metro de Bogotá. Como alcalde quiso hacerlo subterráneo, pero su proyecto no tuvo ni la financiación, ni la estructuración necesaria para llevarlo a una licitación y así hacerlo realidad”, agregó Galán.
Entre tanto la esposa de la exalcadesa Claudia López, la senadora del Partido Alianza Verde, Angélica Lozano, presidió una rueda de prensa, junto con las congresistas de esa colectividad Katherine Miranda y Catherine Juvinao, en la que reiteraron su exigencia al jefe de Estado de no intervenir más en ese proyecto de sistema masivo de transporte, pasar la página y pensar en ampliarlo.
“Hay que hacer un llamado respetuoso al presidente Gustavo Petro a que no se salga de los límites de la ley para los recursos públicos que ya están invertidos en el Metro de Bogotá. Dejemos avanzar en la primera línea del metro y le propongo al presidente Gustavo Petro que comencemos a hablar de la tercera”, afirmó.
