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Aficionados de los deportes femeniles ingresan a un bar inspirado por los deportes femeniles

Especial para Infobae de The New York Times.

PORTLAND, Oregón — El domingo, una fila de fanáticos se había formado a las 10:30 a. m. afuera de un bar deportivo a la espera de ver March Madness. Los asistentes, vestidos con chamarras, gorros y chaquetas impermeables Patagonia, no se dejaron intimidar por la lluvia que los empapó.

Cuando se abrieron las puertas, treinta minutos después, ingresaron para tomar sus asientos. Los televisores mostraban futbol y lacrosse, camisetas de juego y equipamiento deportivo colgaba de los muros y “canciones de atletas”, como “Whoomp! (There It Is)” sonaban a todo volumen en los altavoces (una escena difícil de distinguir de cualquier otro bar deportivo en Estados Unidos).

Excepto por una gran diferencia: las mujeres conformaban alrededor de tres cuartas partes de las personas que fueron al bar. Solo deportes femeniles se veían en cada uno de los cinco televisores del negocio. Además, solo había imágenes de atletas mujeres (Brittney Griner, Allyson Felix y Naomi Osaka) en los muros.

Un coctel llamado “Título IX” figuraba en los menús y en las tazas de café se leía “Solo deportes femeniles”. Los dos baños para todos los géneros tenían una mesa para cambiar a los bebés, así como toallas sanitarias orgánicas y tampones gratuitos.

Bienvenido al Sports Bra, donde el eslogan es “Apoyamos a las mujeres”. La propietaria, Jenny Nguyen, de 43 años, chef desde hace mucho tiempo y exjugadora de baloncesto, comentó que “el Bra”, como ella lo llama, está dedicado de modo exclusivo a los deportes femeniles.

Nguyen inauguró el oasis para el deporte femenino el año pasado, durante el torneo de baloncesto de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA, por su sigla en inglés), una ocasión apropiada porque ese certamen había inspirado la idea hace cuatro años. En esa época, Nguyen y sus amigos estaban arrinconados en la esquina de un bar deportivo, viendo la final femenil de 2018 en un televisor pequeño sin volumen. Cuando celebraron una victoria muy reñida ante Notre Dame, los otros clientes las miraron fijamente y con una mirada de confusión.

Entonces, Nguyen bromeó diciendo que solo podrían disfrutar un juego femenil (con volumen) si tuvieran su propio bar deportivo. Así que abrió uno.

En un correo electrónico, Nguyen declaró: “Sentí como si hubiera un vacío enorme en la industria”. Este año es el tercero en el que todos los torneos de baloncesto femenil de la NCAA obtuvieron tiempo de transmisión nacional. Según un estudio de 2021, solo el 5,4 de la cobertura de los medios se dedica a los deportes femeniles.

Poco después de llegar el domingo, los seguidores se despojaron de sus prendas contra la lluvia y revelaron su preferencia por alguno de los dos equipos que jugaban ese día: la Universidad Estatal de Luisiana (LSU, por su sigla en inglés) o la Universidad de Iowa.

Jeff Bayer, un padre de 46 años que se queda en casa para cuidar a sus hijos, lucía con orgullo una camiseta de Iowa que adquirió en un campamento de verano de baloncesto en ese lugar durante la secundaria. Estaba sentado con su hijo de 10 años, Dylan, y apartó lugares para su esposa y su hijo de 7 años, quienes se unieron después. (Los niños pueden ingresar al Bra hasta antes de las diez de la noche).

Jimmy DuSablon, de 61 años, un contador (que también se describe a sí mismo como artista, músico, fotógrafo y exatleta), llegó con una camiseta de franela café y amarilla y una bufanda negra y amarilla para mostrar su apoyo a Iowa, cuyos colores son el dorado y el negro.

Riendo, DuSablon afirmó: “Mi ropa interior es negra y amarilla, pero no te la voy a enseñar”.

Una hora antes del inicio del partido, Nguyen colocó un letrero en el que se leía “cupo lleno” afuera del bar, el cual tiene un aforo máximo de 45 personas. Algunas personas más lograron ingresar para reunirse con amigos que les habían apartado asientos.

Para cuando inició el partido a las 12:30 p. m., todos estaban en sus lugares para verlo. Nguyen

le subió el volumen a los televisores y la atención de la multitud estaba fija. (Cuando solicité entrevistas, varias personas se disculparon y dijeron: “En el medio tiempo”). Cuando Iowa anotó, todas las personas en el lugar gritaron al unísono. La conversación de los aficionados surgía solo entre jugadas y durante los comerciales.

Simi Mann, una terapeuta ocupacional de 30 años, opinó: “Todos estamos aquí solo para disfrutar los deportes femeniles y pasar un rato agradable”. Fue su primera visita al bar.

Sabrina Domingo, de 33 años, una aprendiz de electricista manifestó que el Sports Bra “es un lugar donde puedo ver baloncesto con otras mujeres que también conocen bien el deporte”. Agregó que un lugar “donde no hay hombres que estén intentando explicarme el juego” es poco común.

Segundos antes de que terminara la primera mitad, solo un puñado de aficionados aplaudieron cuando LSU anotó un tiro de tres puntos, lo que solidificó su ventaja sobre Iowa. El personal se deslizaba por el bar para servir alimentos, incluidas opciones sin gluten y veganas, y bebidas. (Según el bar, gran parte de las frutas y verduras, así como la cerveza y los cocteles son comprados a compañías que son propiedad de mujeres).

Durante los últimos minutos del partido, era claro que la ventaja de LSU era demasiado amplia para que Iowa remontara. Cuando el encuentro concluyó, el marcador final fue 102 a 85. Todos gritaron para celebrar, a pesar de que la mayoría de los fanáticos apoyaban a Iowa. (Un promedio de 9,9 millones de personas vieron el juego, lo que lo convirtió en el campeonato de baloncesto femenil más visto en la historia y el evento colegial más visto de todos los tiempos en ESPN+).

Poco después, la mayoría de las personas en el local salieron. Algunas se quedaron y algunas recién llegadas ingresaron para ver más de las imágenes posteriores al juego o ver futbol o softbol femenil.

Mann permaneció con sus amigos durante un rato. Finalizó: “Tan pronto como llegué aquí, pensé: ‘¿Por qué no he estado aquí todo el torneo? ¿Todo el año? Estoy decepcionada de mí misma, de que hoy fue mi primera vez aquí”.

Jeff Bayer, con su hijo de 10 años, Dylan, viste una camiseta de Iowa que adquirió en un campamento de verano de baloncesto, en el Sports Bra en Portland, Oregón, el 2 de abril de 2023. (Leah Nash/The New York Times)

Una multitud en el Sports Bra reacciona cuando la Universidad Estatal de Luisiana toma la ventaja sobre Iowa durante la final de baloncesto femenil de la NCAA, en Portland, Oregón, el 2 de abril de 2023. (Leah Nash/The New York Times)

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